Las palabras a veces no surgen
espontáneamente para expresar las emociones, quizás mejor destino tienen las
ideas, me pregunto cómo nacen para elaborar una narración bella, bien dicha, de
un cuento que se haya disfrutado prendido en nuestra memoria pero… que va
cambiado- dirían algunos narradores- con voz propia. Dirían algunos autores-
convertido en otro- ajeno al que se ha escuchado. Yo hice cursos de narración y
me es difícil ser fiel al texto tal como lo leí. Quiero narrar pero no serle
infiel al autor menos a la obra.
Y entonces me surge como imperativo
preguntar cuáles son los límites de la narración, por qué no quedarse con la
lectura en voz alta. Sé de la importancia de la voz humana con sus matices y
tonos para trasmitir pero también sé cuánto pierde el relato cuando el /la
narradora para enriquecerlo le incorpora acciones, voces, cambia palabras,
agrega paisajes que no están en el texto de origen y retornan las dudas.
He escuchado cuentos con otros finales,
con otros personajes, y siguen siendo buenos y bellos porque los narradores lo
dicen con excelencia. Qué es lo que antecede ese encuentro con la palabra
dicha: contar una historia o movilizar el mundo interno a través de la voz
humana que dice. Preguntas a mí misma, respuestas varias. Nada en contra del
oficio de narrar. Más aún revisé capítulos de los libros Contar cuentos de Ana Padovani y Cómo Contar
cuentos de Daniel Mato, para ser honesta, tengo otros en mi biblioteca a los
que no apelé por economía de tiempo y en ellos se insiste en el respeto por el
texto de autor y la importancia de elegir bien una obra y que esto no implique una
modificación sustancial pero en lo fáctico, a veces, no sucede.
Busco las palabras para que mi
lectora/or no se sienta molesto con lo que escribo, solo pienso en lo mejor
para el cuento escrito y el respeto por la materialidad de ese texto. Quizás
sea lo mío una mirada rigurosa y lo mejor de una obra esté en lo que genere quien lo elige para narrar. ¿Por qué no? Hoy ante tanta oferta narradora, espectáculos,
actividades cotidianas en las escuelas, seminarios y escuelas de narración me
nace esta inquietud sobre los modos de abordar la LIJ trasladada al cuerpo
en una voz viva y expresiva.
Deseo que esta introducción no genere
controversias, no es mi intención, mejor dicho, creo que literatura oral y
narración son un acuerdo necesario para transmitir folclore, tradiciones pero
me abordan las dudas sobre la LIJ de autor y que requiere que
le pongan mirada y voz: leída, interpretada, gozada sin mudanzas. Por esto de
que los lectores nos apoderamos de los cuentos de varias formas, quizás las profesionales narradora/es, los amantes de ese oficio tengan
respuestas para darme y me corrijan, quien desea aprender como yo,
necesita de otros para cambiar. Por esto mismo que
sostenía Paulo Freire que aprendemos mediatizados
por el mundo.
Lecturas
para compartir:
¿Dónde
está? María Cristina Ramos, 2012. Ilustraciones María Wernicke. Mac Millan.
Poesía de esta consagrada poeta
argentina envuelta en una maravillosa ilustración de la talentosa María que es
poética, intensa y a veces melancólica.
Un lobo amenazante hace que en el bosque
todos se oculten pero la historia va cambiando y nos lleva por un sendero sorprendente
hacia un final deseable. Relato en poesía rimada: un lobo, muchos temores y un
deseo que se cumple.
El
rabo de Paco,
Triunfo Arciniegas, 2011 ilustrado por Óscar Soacha, FCE, los primerísimos. Paco
ha perdido una parte de su cuerpo, el rabo y se sabe distinto a los demás, aquí
comienza su problema que se va despejando al correr de la historia cuando se da
cuenta que a pesar de la diferencia, el mundo, los otros tienen mucho para
ofrecerle.
Huellas
de pájaros,
Ramón Iván Suárez Caamal, 2011, ilustrado por Mauricio Gómez Morín. Premio
poesía hispanoamericana 2010. FCE
Es un poemario construido con caligramas
que dibujan imaginariamente barcos, anclas, deseos. Las palabras convocan
deseos, colores, sonidos y formas.
Es muy interesante desde la disposición espacial,
poesía sin rima que busca la belleza.
El
día que me quieras, Luis
Llanes, 2001, ediciones Unión .Primera Mención Concurso Nacional. Ismaelillo de
la UNEAC 1998. Cuba.
Es una esperanzadora novela de amor de
dos adolescentes, Ana Sol y Yoel, en la Cuba de los 90, que apela a
intertextualidades con poemas, canciones y citas que la nutren y va desplegando el complejo
mundo interior de los jovencitos cubanos. Muestra además el universo adulto, el amor de la niña romántica y el conflictivo joven que ha robado, la
escuela con todos sus matices y la familia. Pero el autor apuesta a la vida y
sobre todo cree en la juventud y en los cambios, ese es el lecho donde descansa
un argumento sin estridencias pero muy creíble.
Nota al pie: Les recuerdo a
los lectores /as interesados en presentar sus obras que el 11 Concurso Barco de
Vapor de SM se ha extendido hasta el 31 de julio.
Leí con atención Encuentro 48, obviamente no soy narradora, a veces leo a los nenes demostrando todo mis conceptos actorales (que no son muchos desgraciadamente) para que la lectura sea amena.
ResponderEliminarTe doy mi parecer: no era lo mismo los cuentos leídos por mi abuelo que los leídos por mi abuela. Ni mejores ni peores, distintos; cada uno con un perfume diferente, un tono de voz distinto, pero con el mismo lazo al portal de la imaginación.
Me ha sucedido en más de una oportunidad ver obras clásicas actuadas por diferentes actores, en este momento recuerdo "La Tempestad" de Shakespeare realizado con una versión para niños y el efecto que me causó cuando leí la obra en mi casa.
Creo que el escritor escribe lo que siente, y el lector o el narrador lo desarrolla en su propio entorno, con sus matices y "perfumes".
Creo que si fuera escritora una de mis curiosidades sería ¿qué sentirá el lector cuando lo lea?.
No soy escritora, soy lectora y disfruto la diversidad del modo que llega una obra a mis manos.
Un saludo lleno de caracoles y un poquito de niebla. Alejandra
Con respecto del Encuentro 48 quisiera reflexionar junto con vos acerca de algunas de tus preguntas. Soy docente, profesora de Letras, narradora oral y desde el año 2008 coordino un taller de narración oral en la Escuela Primaria Nº 10 de Martínez "La 10 te cuenta". Los alumnos/as que participan del taller disfrutan muchísimo de los cuentos de autores especialemente argentinos y son los que eligen para narrar. Sigo las indicaciones que propone Ana Padovani, respetar el texto, se adapta pero no se modifica el final, ni se agregan escenas inexistentes en el cuento original, toma un cuerpo que al ser leído en silencio es distino pero creo que se enriquece, se difunde al autor, se entusiasma al público y los chicos/as se acercan a la literatura. Los cuentos populares o folklóricos no los atraen tanto por lo menos a los menores de once años, el taller es para chicos/as de 8 a 11 años. Mis alumnos han participado por quinto año consecutivo en el Encuentro Internacional de Narración Oral de la Feria del Libro en el espacio "Los jóvenes también cuentan" y han narrrado en jardines, hogares de adultos mayores, en librerías, en el Museo Alfaro de San Isidro y te invito a visitar el blog www.la10tecuenta.blogspot.com
ResponderEliminarpara que recorras nuestro trayecto.
Graciela