Acabo de leer en una convocatoria de perfeccionamiento digital un título inquietante: ¿los blogs han muerto? Como tema de análisis, luego de la explosión de las redes virtuales facebook y twitter, creo que todo intento de preservar la atención en página virtual por tiempo prolongado sobre un escrito en el tiempo es inútil. Nunca más actual la frase: lo bueno, si breve, dos veces bueno de Baltasar Gracián.
Sin embargo no fue al azar que puse la palabra explosión porque los caminos que llevan a chicos, jóvenes y adultos a ingresar a esos dos mundos virtuales son tan variados como sus motivaciones. El libro, el diario, las revistas etc. en papel se sostienen gracias a las instituciones formales y no formales que convocan su lectura y luego las multiplica, todo en un sencillo acto humano de leer distintos textos.
La vida de los blogs como simples comunicadores de pequeñas novedades es efímera y limitada. Los hay y excelentes pero… creo que deberíamos aportar más información e ideas para enriquecer a los lectores que nos siguen. Lo mismo ocurre con las revistas digitales: son emprendimientos de tenacidad y demandan esfuerzos personales y en casi… casi todos los casos no hay retribución económica por este trabajo.
Iba a escribir sobre los dones recordando a Borges y otros seres luminosos pero se me cruzó la imagen de finitud que tienen entre muchas ofertas actuales, los blogs y las revistas digitales y me sentí “touché”, calmé mi desaliento al escribir estas líneas y compartirlas con Uds.
La fugacidad de la vida es tangible hoy más que nunca por el apuro, la voracidad de los sucesos que ocurren para olvidar rápido y la multiplicidad de relatos que conviven en y con nosotros.
Las presencias nos aseguran que existimos y las respuestas a veces no son inmediatas pero qué valor adquieren en determinados momentos. De las presencias se sostienen los portales de la web. Yo decidí asomarme hace más de un año y todavía conservo la esperanza de continuar, de eso se trata cualquier iniciativa, de contar con los otros y sostener…se.
Lecturas para compartir:
Para los más pequeños tres libros álbum y para los grandes ¡también!:
La casa de Mi vecino, Alberto Pez con ilustraciones de Cubillas, 2011. Edelvives. Como el título anticipa, el misterio gira alrededor de la casa del vecino que es distintas a las otras del pueblo de madera y barro y sobre la que cada habitante proyecta un motivo pero si digo el motivo, revelo el misterio del libro que se caracteriza por esa simbiosis creativa entre Pez y Cubillas que logra productos convocantes y originales como este, por ejemplo.
Los mares de Valentín, 2011. Ana Méndez / O`Kif, libros álbum Del Eclipse. Un mar de interpretaciones de un refinamiento narrativo y gráfico que nos sumerge junto a Valentín en los mares de la vida: desde las aguas tranquilas de la panza materna hasta las aguas profundas, esa es la aventura del niño y la nuestra también.
Lobos. 2011. Emily Gravett, Mac Millan. Un conejo va a una biblioteca y selecciona un libro sobre los lobos, allí va descubriendo cómo son y cómo viven hasta que una figura atemorizante se desprende de las páginas del libro pero… la autora /ilustradora le da un giro de humor a ese desenlace que asomaba de terror. El relato tiene una peculiaridad que es integrar texto informativo dentro de la ficción.
Para los más grandes:
Cartón y papeles, 2011. Cecilia Pisos, Haydee Oliva, Roberto Stelzer. Comunicarte. El libro está conformado por el primer, segundo y tercer premio del concurso Los Niños del Mercosur 2011en edición bilingüe español- portugués y lleva el título del cuento ganador. Las ilustraciones son de Virginia Piñón y Anabella López.
Es confusa la tapa para el lector desprevenido, los cuentos valiosos los tres: el ganador es una metáfora de lo producen los cuentos en manos de los niños sin mediar formación ni escala social, el segundo trata sobre una niña que es dada en adopción y extraña a la distancia a uno de sus hermanos: Beto. Y el tercero gira en torno a la solidaridad que supera las diferencias entre dos tribus de indígenas enfrentadas. Una edición muy cuidada con excelentes ilustraciones.
Con Tigo de la mano, Magdalena Helguera. 2011. SM. La autora es uruguaya y la descubrí leyendo libros del Mercosur.
Mili, la protagonista, es una niña de doce años que debe hacerse cargo de su hermano menor, Tigo de cuatro años, mientras su madre, sustento de la familia, sale a trabajar sin parar. El padrastro de Mili, padre de Tigo, los abandonó y la chica se ve tironeada por las obligaciones familiares y su incipiente adolescencia que comparte con Clara, una prima que opera como su contracara en todo: dinero, presencia y familia. Una historia muy buena para pensar desde la ficción en las familias uniparentales, la responsabilidad que asumen los hijos mayores sobre los más pequeños, las diferencias y los afectos.
Para cerrar este encuentro, me ha conmovido especialmente:
Manuela en el umbral, Mercedes Pérez Sabbi.2011. Edelvives.
La novela se desarrolla en el año 1984 alrededor de Manuela que vive en el pueblito Los Aromos con su tía y una prima. La añoranza de sus padres que han desaparecido, la niñez que indaga las huellas de esa familia en fotos, cartas y rastros de una noche oscura son el eje de toda la narración. Si bien la dictadura y sus estragos rondan desde el principio, la ternura, el deseo de saber y los afectos reparadores le dan a Manuela la fortaleza de enfrentarse a su verdad junto a otras historias que confluyen en la propia y le dan sentido.
La escritura de la obra es intensa pero no cae en ningún momento en lugares previsibles. Una mirada de lo que significa la pérdida dolorosa de los padres con ojos de niña.