He abordado en el transcurso del año
varias veces el tema del género pero no he escrito ninguna introducción de blog sobre
él. Pensé que sería bueno dedicarle las últimas salidas del año a poner en
consideración de los lectores algunos aspectos interesantes. Hoy deseo hablar de los cuentos tradicionales, esos
maravillosos relatos que alimentaron tantas generaciones, poco recorridos en la
actualidad. La imagen de mujer que hemos recogido a través de ellos, fue a
través de las recopilaciones de los hermanos Grimm y Perrault, de los cuentos
de Andersen, de las muy comerciales versiones de Disney que están presentes en
todas las librerías del país. Las más antiguas escritas por hombres, las
segundas originarias de Estados Unidos y de su industria cinematográfica
heredera de la moral victoriana inglesa que ha procurado “cuidar y preservar a
los niños/as” de toda maldad y situación violenta que atente contra la buena formación y el disfrute. ¿Y qué
imagen de mujer hemos recibido? Una
imagen ingenua, bondadosa, sufriente y dependiente de un hombre, responsable de
su salvación. El género llegó a ser visto como un simple compendio de historias absurdas
y sexistas, Esto
está bien lejos de la realidad, primero porque los más prolíficos cuentos en
Francia, Inglaterra y Alemania fueron escritos por mujeres que conformaron grupos
creativos y publicaron cientos de narraciones que han puesto al descubierto las partes más
oscuras de la vida: la pobreza, el hambre, el abuso de poder, la violencia
doméstica, el incesto, la violación, los matrimonios arreglados, la pérdida de
la identidad, en casi todos los casos las protagonistas son mujeres.
Esto nos muestra cómo la tergiversación
del relato fue hecha en función de la edad del receptor y lo que se consideraba bueno para
este, por otro lado es bien cierto que la LIJ revela una época y que para ese
momento histórico, estos cuentos estaban destinados a jóvenes y no a niños pero
lo que importa en cualquiera de los dos casos es cómo se ha proyectado la
figura femenina, transgresora en los originales, “políticamente correcta” en todos los casos en los que la LIJ
estuvo correspondida por una mirada proteccionista y conservadora de la
infancia. La moral ha marcado lo que le era permitido decir, pensar y decir a
nuestras Caperucitas, Cenicientas, hadas y niñas huérfanas, pobrecitas ellas, a
merced de la violencia del medio y la vigilancia masculina. Esa imagen todavía se sostiene, no solo en la literatura sino en la
vida, en los medios de comunicación a través de formas de sometimiento y esclavitud contemporáneas
que espantarían hoy a más de una bruja malvada.
Sugiero reflexionar sobre la construcción de subjetividad mujer en estas sorprendentes
narraciones tradicionales.
Una cita que viene a cuento…
“¡Sí
ya nos la sabemos de memoria,
dirán.
Y, sin embargo, de esta historia
tienen
una versión falsificada,
rosada,
tonta, cursi, azucarada,
que
alguien con la cabeza un poco rancia
consideró
mejor para la infancia…”
Roald Dahl, Cuentos en verso para niños perversos..
De poetas y poemas:
La pulga
Una pulga quería irse de viaje
y, aunque llevaba muy poco equipaje,
el perro en el que iba
se dio cuenta enseguida
y la echó porque no tenía pasaje.
Liliana Cinetto, 2005, Las hormigas del Brasil, Puerto de
Palos.
Lecturas
para compartir:
Un
libro bien plantado ha de estar muy ordenado. 2011, Adriana Morales, Pequeños
Del Eclipse.
Es un poema ilustrado encantador que
apela al juego en todo momento en el armado de una imagen que se va
construyendo y que luego de algunos
sacudones se transforma en otra realidad, divertida, plagada de nonsense en el sentido más amplio. Buena
propuesta para los más chicos, bien pensada y escrita.
Este libro publicado en Londres en 1982
es una excelente recreación escrita en verso, con ironía y humor de seis
cuentos tradicionales: Cenicienta, Juan y la habichuela mágica, Blancanieves y
los siete enanos, Rizos de Oro y los tres osos, Caperucita y el lobo y los tres
cerditos. En ellos pasan cruces impensados de argumentos, Cenicienta se casa
con un fabricante de mermeladas, Blancanieves se dedica al juego inducida por
los enanos, los tres osos se comen a la niña de los rizos de oro y Caperucita
se hace un abrigo con la piel del lobo. Vale la pena leerlo y recomendarlo.
El
viajero de los tiempos.2013, Maryta Berenguer. Ilustraciones de Anita
Dominoni. Quipu.
Juan vive con sus padres en Bahía
Blanca, es un chico común que relata su vida cotidiana con espontaneidad, un
día conoce al Viajero de los tiempos que
como señala su nombre lo invita a realizar un viaje, lo que deslumbra a Juan es
que este viaje sucede es en distintos espacios y tiempos históricos, una
propuesta muy creativa porque las peripecias se suceden con una recreación de
acontecimientos y objetos de lugares del sur de la provincia de Buenos Aires muy bien lograda. Señalo especialmente las excelentes ilustraciones de
Dominoni.
Una novela que transcurre en la década
de los 70, en plena dictadura militar, también tiene como protagonista a un
niño, Carlos, que relata una seguidilla de situaciones familiares, comunes pero
en cada capítulo de los 25 que tiene el libro hay indicios, datos explícitos y
un tono gris se encarna en el tiempo histórico:
silencios, prohibiciones y temores. Todo en los ojos de un chico que cuenta. Me
parece original el enfoque que el autor le ha dado a esta evocación de los
años oscuros de nuestra historia reciente.
Lecturas
sobre el género:
La
hija de Marx,
2013. Clara Obligado. Galerna.
Una historia que transcurre a fin del siglo XIX y principios del XX, narra la vida de los exiliados revolucionarios rusos en algunas capitales europeas. Tiene un escenario erótico desde las primeras páginas pero se centra en historia de hombres y mujeres sacudidos por una revolución, sus miserias y padecimientos en el tiempo: lealtades, traiciones, vínculos amorosos. Todo da sustento a la lucha que libra una hija para que su padre la reconozca sin lograrlo y el amor en todas partes. Interesante el planteo que va tomando fuerza y solidez a medida que se desarrolla la trama.