Tantas veces he hablado de reparar en la
escritura al hablar de literatura y más de arribar a una definición que la defina por la calidad, que me ha hecho pensar si no era postura
extrema y fácil aceptar que solo la buena literatura es literatura. Estoy
segura de que es así más esta convicción ahora está acompañada por otros
aspectos a tener en cuenta: ¿qué dice el lector cuando la elige como propia? ¿Los
autores consagrados son todos buenos autores? ¿Qué la hace comercial? ¿Si es
comercial no es buena? ¿Se puede definir literario algo que tiene pocos lectores? ¿Y los libros que tienen muchos lectores y seguidores pueden no ser literarios?
Ah! Hoy me he puesto solita en este
espacio al que sé que muchas/os responderán: el mercado los hace vendibles.
De acuerdo, y ¿después? Pues muchos se siguen vendiendo a través de los años y
pasan generaciones de maestras , de alumnos, de padres y sus libros se siguen
vendiendo.
También puedo decir que el Ulises de
James Joyce es un referente importante de la literatura y no es un fenómeno de
venta ni entonces ni ahora. Algo lo inmortalizó, donde reside su valor, la crítica académica lo ha sostenido. Usé un ejemplo de literatura de adultos para no herir
ninguna susceptibilidad.
Creo que la literatura se hace de
textos bien ideados y escritos de manera
adecuada con relación a su esencia artística y además necesita de los lectores
antes que de los editores que somos intermediarios entre un texto y un
lector/a. Es decir que el lector precede al lector en la demanda, en la necesidad.
La originalidad es salir del
lugar de la trivialidad, abandonar fórmulas conocidas, saber escribir y tener
una idea o una emoción creativa si hablamos de algo sutil como la
poesía.
Por qué llegué a expandirme en esta
introducción, porque estuve leyendo El intenso calor de la lluvia de Gioconda
Belli y una colega se sorprendió de mi recomendación en facebook. Belli
escribe bien, eso ante todo. Luego aborda el tema de la menopausia hasta
desbordar a través de una conflicto amoroso pero el personaje se detiene una y
otra vez ensimismado en su problemática, el tema es atractivo para las
mujeres y por último-esto iba primero pero fue premeditado- ella ha conseguido
varios premios internacionales que la lanzaron a la carrera de escritora con
marketing y mercado, siempre sobre el género.
Y esto se ha visto y se ve en los
autores de la LIJ también, quienes se dedican al suspenso y al policial y han
triunfado en eso, otros en los pequeños dramas familiares, y otros en humor, etc.
etc. El mercado ha observado ese éxito de ventas y allí parte el camino de un
autor. Sin desmerecer a ninguno/a, esta construcción se hace por el tono, los
temas y los modos de decir y contar que se van imponiendo en los libros.
Lo que llama la atención es la cantidad
de publicaciones nuevas, sin matices en un mercado que no es tan amplio. Libros editados de nuevas empresas y las ya conocidas hay de
todos los tamaños y edades, temas. Propuestas originales, no he advertido. Pero ese es
análisis para otra salida.
No quiero olvidarme de decir que mi
respuesta a todas los interrogantes anteriores que he escrito es : ¡sí!
A todos los que leen este blog y en especial a mi colega lectora- si lee esta salida - quiero decirles que a veces se
eligen libros para viajar, para divertirse, para que integren una
investigación, para pasar el tiempo y nada más sin muchas expectativas y a
veces, nosotros/as las que “militamos” hace años: elegimos mal. Es que ante todo: somos simples lectoras.
Ilustradores
y obras:
Tania de Cristóforis. Es egresada de
la escuela de Bellas Artes. Fue docente en educación inicial y primaria. Estudió
ilustración con Helena Homs, Oscar Rojas y José Sanabria. Trabaja con distintas
editoriales ilustrando libros y revistas para chicos. Es joven, talentosa y trabaja con creatividad. Me gusta su
manera minimalista de leer la realidad. Algunos de los libros que ilustró: Ratones en la escuela, Al agua Pato, Baldanders, Los viejitos de la casa, Picaflores de cola roja.
Lecturas
para compartir:
Cómo
bañar a un dinosaurio,
Franco Vaccarini, 2015. Ilustraciones de Carlos Higuera. Buenos Aires,
Edelvives.
Llegó un marciano a la casa de Lucio,
que hay que bañar, cambiar, darle de comer y alteró la vida de sus padres y
la propia. Claro que este marciano también duerme en una cuna y se llama Mateo
pues un nombre debía tener. Es un cuento atractivo para mostrar cómo el nuevo hermanito que llega, altera la vida familiar, El protagonista no deja de manifestar esta molestia con todas
las letras y eso, su mirada extrañada y su fastidio son lo mejor de la
historia. Me gustó que Vaccarini se animara a salir del género policial en el que se lo distingue.
¡Hola!
Que me lleva la ola, Rimas, juego y versos. Selección Sergio Andricaín,
ilustraciones Ana María Londoño. 2015. Buenos Aires. Santillana.
Una antología poética que destinada-si
es que hay un destinatario en poesía- a los más pequeños que incluye poemas
anónimos, rondas, adivinanzas, trabalenguas y poemas de autor. Me ha gustado
porque recupera voces de siempre- las voces que pueblan nuestra lengua- como
dice Yolanda Reyes en su cálido prólogo, acompañado de un registro ilustrativo
que aporta más riqueza a esta apuesta. Entre los poetas recientes, descubrí a Yolanda
Reyes y Antonio Orlando Rodríguez. Un serio trabajo de recopilación y armado
con datos bibliográficos al final de la obra. Bello desde la tapa en más, convoca.
La
bruja del Laurel,
Sandra Comino, 2014. Buenos Aires, Edelvives.
Esta
novela transcurre en el campo, Águeda,
la Bruja del Laurel, resguarda los secretos y amores que nacen en el paraje
Alegrías del hogar. Allí llegan, perdidos, un fotógrafo y su
hijo. Y se quedan, primero a pasar la noche, y luego el resto de sus
vacaciones, deslumbrados por el lugar y en particular por las historias que se
cuentan sobre la Bruja del Laurel y el Brujo del Naranjo. Sin embargo,
descubren que no son solo historias, que la cercanía de los gitanos influye de
alguna forma en la vida de todos. ¿Y en la de ellos? Una novela sobre los
secretos, la memoria, y los afectos a través del tiempo. ( dice contratapa)Y sobre el amor,
agrego sin temor a equivocar el tono íntimo y saludable de esta historia que
calla los secretos del corazón.
Por suerte el final nos da esperanza saber “que los amores resisten el océano “en
todos los aspectos Eso me respondí, paso la pregunta del libro a otros.
Un libro necesario:
Leer
el mundo, experiencias actuales de transmisión cultural, Michèle Petit,
2015. Buenos Aires. FCE. Colección Espacios para la lectura.
Este ensayo que trata sobre esto de leer
el mundo, un trabajo profundo, serio, reflexionado y escrito con tono
lúcido y filosófico en 7 capítulos y un epílogo por esta mujer sensible e
inquieta que es Petit que busca: inquietar al lector con ideas conocidas en
sus anteriores publicaciones y otras nuevas. Todas de una belleza y riqueza
narrativa poco común en este tipo de ensayos. Las citas, los ejemplos, su
discurso prolijo, recurrente sobre la teoría de Leer el mundo, que de eso se
trata leer, inunda a todos los actores sociales: contexto, familia, mediadores,
instituciones, y pretende forjar un arte de vivir cotidiano que escape a la
obsesión de la evaluación cuantitativa y al ruido ambiente. Eso es: leer sin
más, sin fin, sin medida, por la gratuidad, leer como apuesta para vivir.
Me encantó!! No sé si debo decirlo así
pero es un libro que enamora.