En la víspera del primero de mayo, día del trabajador, vuelvo a retomar contacto con los lectores. Sin embargo no es casual la fecha para hacer esta salida, lo hice pensando en todos los que hacen a la industria del libro, gran industria de la cultura. En tránsito tenemos la Feria del libro en Buenos Aires, que pone en obras el trabajo de todos: empresas, autores, ilustradores, diseñadores, promotores de libros y por cierto de los lectores que son quienes nos habilitan a estar allí.
Mientras escribo el blog, me entero de la muerte de Ernesto Sábato y me siguen algunas imágenes suyas a través de sus libros, obsesiones de un intelectual vigoroso, dueño de ideas que materializó en las novelas y ensayos sobre la literatura y temas denunciantes, especulativos, intensos como lo era él.
Sábato fue protagonista de una parte de la historia argentina, o quizás de dos: la literaria de los años 70 y la política de la democracia renacida en los 80 después de la última dictadura.
Mi recuerdo más cercano y personal descansa en la inauguración de la librería El Ateneo/ Grand Splendid de la calle Santa Fe en el año 2000 de la que fui partícipe ya que trabajaba para la cadena Yenny / El Ateneo y él era la figura central que daba nombre al espacio cultural, fue allí que en medio de las personas que lo cuidaban y otros que intentaban acercarse pude tomarle la mano y le dije: - Maestro, en un gesto rápido me miró y contestó: ¿me lo dice a mí?.
Regreso al día del trabajo, les dejo para unirme a esta celebración, un fragmento de un poema de Juarroz que lo dice todo.
“El oficio de la palabra,
más allá de la pequeña miseria
y la pequeña ternura de designar esto o aquello,
es un acto de amor: crear presencia.
El oficio de la palabra
es la posibilidad de que el mundo diga al mundo,
la posibilidad de que el mundo diga al hombre.
La palabra: ese cuerpo hacia todo.
La palabra: esos ojos abiertos”
Roberto Juarroz
(Sexta Poesía Vertical- 1975)
Lecturas para compartir:
Recibí con alegría la nueva edición de La Torre de Cubos, 2010, de Laura Devetach que ha sacado Alfaguara a 45 años de la primera. Celebro con Laura esta vigencia y a quien no la haya leído propongo que lo haga por las historias que narra: la torre que arma Irene y que moviliza el cuento, la planta de Bartolo que da cuadernos, un monigote de carbón que va de la mano de Roque, y Mauricio que saca silbidos de locomotoras entre otras propuestas ficcionales de este clásico de la literatura infantil argentina. Imperdible.
El sueño de los murciélagos, 2009, Pablo Ramos, Alfaguara. Es una historia que se detiene en los recursos que utiliza el protagonista, un chico de sexto grado –Gabriel- y sus amigos para evitar el cierre del taller de su padre y encontrar también una solución para la familia de su amiga Marisa. El encuentro con una bruja, la creencia en los poderes de un sacrificio, el del murciélago blanco primogénito y pichón y la intriga que se va gestando desarrollan una trama por momentos, truculenta y en otros, reparadora de los obstáculos que les va poniendo la vida.
Vergüenza, 2011, Verónica Laurino y Tomás Boasso. Sigmar. Es una novela original, muy bella y dolorosa que relata las penurias de un chico que termina la escuela primaria y se ve gordo, con un pelo lleno de rulos y acné. En este escenario aparece Zoe, una reinita que le ilumina el camino que está matizado de datos, pequeños encuentros y desencuentros con un doble final escrito por los autores: uno abrupto y triste y el otro fantástico y feliz. Es un texto que convoca por su minimalismo y por su estructura narrativa.
Antifichus, 2010, pequeño editor. Compilación de Andrea, Sole, Rapa Carballo. Textos de GAN y Andrea Carballo. Un antimanual como se define que recorre la historia argentina de los últimos 200 años en forma visual a través de un trabajo de investigación y recopilación de figuritas diseñadas por artistas de Latinoamérica, España, Inglaterra y Francia. Una obra excelente desde lo gráfico e histórico con distintas miradas.
Lecturas para recordar:
La flor púrpura, 2006, Chimananda Ngozi Adichie. Debolsillo. Me la recomendó y prestó Iris Rivera, y lo acertada que estaba en hacerlo.
Una novela que se desarrolla en Nigeria, donde la protagonista de esta historia busca muy lentamente desenredarse de una situación familiar opresiva y humillante de una violencia estremecedora. Su padre, un fanático religioso somete a todos a los extravíos de una fe que es vivida por sus castigos más que por sus dones. En esa trama aparecen los primos, la tía, el abuelo y una comunidad que ama a ese hombre que es capaz de darles dinero, bienestar, donaciones y que en lo privado es de una crueldad que salpica al lector. El golpe miliar sacude al país, la tía y sus hijos deben escapar y la situación de la familia se torna más tensa, en ese contexto se desencadena un final duro y sorpresivo. Realmente es una novela sobre la violencia de género para leer y recordar.
Muy buena selección de textos!
ResponderEliminarLa poesía es de lo más reconfortante para los que trabajamos con la palabra.
Feliz día.