Esta
será la última salida del año y quizás la última salida del blog que probablemente cambie en otra expresión más
breve y dinámica, como el tiempo que corre demanda. Mucho en poco espacio y con
las palabras justas. Si se usaran…
Estoy
abocada a la investigación del género en la
LIJ a la vez que sigo leyendo el material que recibo, ahora de algunas pocas
editoriales. Esa es una razón de peso para concluir con este estilo de
comunicación en este año. La concentración de editoriales en pocas empresas
monopólicas que difunden solo a través de gacetillas y las limitaciones para
comprar el/ los libros deseados han apurado mi decisión. No quiero hablar de
libros que no se consiguen con facilidad ni que se comercializan en algunas
librerías, pues los blogs son ventanas por las que se asoman muchos mediadores y
curiosos de la lectura. Si el libro no está disponible: la necesidad que se puede despertar se torna una frustración.
Me
entusiasma la perspectiva de género en la LIJ argentina, cómo ha sido y es a
través de las voces de las mujeres escritoras. Un tema necesario para estudiar con una advertencia: no hay que escribir cuentos y novelas sobre la violencia, no, hay
que escribir sobre las mujeres, sobre sus vidas, sobre nuestras vidas. Veo que este
síntoma de un desorden social tan contundente,
muy difundido por los medios incita a fabricar libros que “purguen” las bacanales de una realidad desigual, asimétrica y
fatigante.
Es
hora de decir, de mostrar, de indagar cómo se ha materializado el género desde
el discurso y su perfomance, su
representación en la sociedad. Es
tiempo de reconocer, como dice Paula Bombara sobre la tolerancia y el respeto que ambas son “construcciones sociales que
cada persona, a su manera, puede lograr: algunos aceptan naturalmente a
aquellos que están en el mundo de un modo propio, peculiar; otras no pueden
soportarlo, y hay quienes aprenden a flexibilizar su pensamiento y realmente
crecen en ese proceso.”
Ya no basta con tener una mirada solidaria con aquello diferente, hay que tenerla
con las mujeres que somos cada una: solas, acompañadas, casadas, flacas,
gordas, altas, bajas, coloradas, negritas, rubias, miopes, rengas, sordas,
jóvenes, menopaúsicas y bien mayores,… ¡como sea!
Me
refiero a las mujeres, podría estar hablando de género en los varones, pero
trato de entender más sobre mí misma. Invito a los /as lectoras a hacer lo
mismo con su propia historia, nunca mejor revelada en los discursos
literarios que nos interpelan y colaborar a tejer los borradores de nuestras vidas que vamos corrigiendo en el
tiempo.
Ahora
sí les dejo estas lecturas para compartir:
Lo que guarda un caracol, 2016, Paula
Bombara. Buenos Aires. loqueleo. Santillana.
La contratapa resume lo que el libro
desarrolla con tanta solvencia narrativa, por cierto que lo recomiendo como una
lectura necesaria, mi cita anterior remite a esa novela:
“Detrás de la puerta del laboratorio diecinueve,
Mirko pone en jaque las costumbres del equipo de investigación del Dr. Fernando
Plazas. El modo particular con que Mirko mira el mundo hace que afloren
emociones que no pueden controlar: Alejo y su intolerancia, Agustina y sus
fantasmas, Lucrecia y sus deseos, Fernando y sus preguntas insaciables.
Mientras tanto, los caracoles marinos animan a Mirko a encontrar su lugar entre
los científicos. ¿Cómo encontrar la forma de ser fieles a sí mismos
comprendiendo las singularidades de los demás?”
Como
una película en pausa, 2016, Melina Pogoreslsky. Buenos Aires. Edelvives.
Es la historia de tres amigos adolescentes que saben todo del
otro o casi todo, porque cada quien tiene algún secreto guardado. En este
caso, Lucho, el narrador tiene algo que no sabe cómo decir, pero que de
a poco se va a dar cuenta de que cuando se tienen amigos de verdad, a veces no
hay nada que decir. Y es que Lucho es gay, y está empezando a pensar que es
probable que se esté enamorando de su mejor amigo, pero nunca habló del tema
con nadie y no sabe cómo hacerlo y qué reacción provocaría. Y allí está lo
mejor de un relato episódico que nos va llevando de la mano a saber cómo lo concreta.
La pipa del abuelo, 2016. Graciela Montes. Buenos Aires, loqueleo.
Integra un grupo de cinco libros para compartir las primeras
lecturas literarias y lúdicas con los chicos. Textos breves, ilustraciones
coloridas y lenguaje atractivo. Celebro mucho que Montes circule en las
bibliotecas de escuelas y casas porque es una de las voces más importantes de
la LIJ argentina, fundante de una escritura novedosa, bien pegada a lo cotidiano,
fuera de lugares comunes y lejos de lo didáctico, del “ corral de la infancia”.
Léame más, 2016. Vivi García. Buenos Aires, Tahiel ediciones.
Es una obra de teatro en un solo acto que reúne textos
narrativos y poéticos con la técnica del intertexto. Así va tejiendo un
encuentro entre un hombre y una mujer en un bar cualquiera de Buenos Aires. La
autora es una narradora maravillosa y esto se plasma a la hora de leer este “monólogo
literario “ en un tempo que entrecruza el tango con un discurso propio que
tiene como centro esta cita de Borges: “ todo
encuentro casual es una cita. Un escrito que se lee de un tirón y convoca voces, emociones e historias como lo hace Vivi
cuando narra. La celebro, y la escucho a ella, narrando y cantando suave,
entrañable.
Nota a los lectores:
Gracias por seguirme y leerme. Quiero decirles que quien quiera enviar o intercambiar libro
sobre género teórico o literario, estoy receptiva para seguir aportando
lecturas, sugerencias, citas y propuestas para animarnos, alimentar nuestros
interrogantes y trabajar a favor “de la inclusión” en cada lugar con hechos y palabras. Además de encontrarme en cursos, talleres, charlas para insistir en
la lectura y celebrarla.
Bueno, sólo queda desearte suerte y éxito en este nuevo rumbo que tomás. Gracias por tantos años de blog. :)
ResponderEliminary gracias por seguirme, ya nos encontraremos en FB
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