Hemos
llegado a los 60 post, un camino recorrido junto a Uds., con reflexiones y
muchas lecturas. Terminó la Feria del libro infantil, me entregaron el
Pregonero por esta producción digital fue una celebración interna y externa.
Más compromiso y ganas de seguir invirtiendo en ese espacio. Pasaron cosas en estos días que han movido
especialmente mi interés: el cuestionamiento al libro Asquerosología en acción, publicado por ediciones Iamiqué, que fue tildado de vulgar, a Peter
Capusotto de Diego
Capusotto y Pedro Saborido
editado por Random House/Sudamericana, Perramus
de Juan Sasturain y Alberto Brescia,
publicado por Ediciones De la Flor y otros de editorial Colihue (no pude hallar los títulos) ,
muchos de estos retirados de las
escuelas en la Provincia de Mendoza. Más allá de los libros, las empresas editoras y los criterios de
selección y compra, mi atención quiere
situarse en la libertad de leer o los derechos del lector. Alguien ya decide
por él dentro del marco institucional y alguien antes también ha dicho: este material es inconveniente. Antes
que el maestro y por supuesto antes que el niño.
Esta idea gestada con algunos ribetes no bien delineados de “cuidar al menor o al adolescente” es
poco sostenible en una sociedad que no los tiene en cuenta en muchísimos
aspectos: salud, medios, mensajes contradictorios sumados al abandono y la subestimación.
Sin pasar por alto que defiendo la buena
calidad en contenido e imagen de los libros en general y de literatura en
particular, quizás esos libros sean útiles en manos de chicos y jóvenes que
puedan opinar sobre ellos, que sean acompañados a emitir juicios de valor sobre esos escritos. ¿Quién puede
sostener que la LIJ no es evaluada (en el sentido de valorizar que tiene la
palabra) por sus lectores, quién puede desconocer la voz de los chicos? O
pensar que no están capacitados para
emitir opiniones y ser escuchados
cuando dicen que algo le gusta o no, que es aburrido o que es malo?
Creo que tenemos una función muy importante es nuestras manos
que es la de generar esa mirada crítica, que discuta el sobre los contenidos y
quién mejor que los dos grandes protagonistas que tiene la escuela: maestro y alumno para hacerlo. El censura a veces se disfraza de cuidado…
Se aprende de los errores, la verdad literaria no existe,
existen las obras y los buenos escritores, y hoy el mercado que rige nuestros destinos, porque
es quien habilita o no a un autor y su producción. Nosotros vamos formándonos
de manera constante en distintos formatos y somos los únicos actores de
nuestras censuras y permisos. Vivimos
instalados en las palabras y las imágenes, podemos, si sabemos, seleccionarlas:
escuchar los comentarios, las críticas y las dudas de otros que no opinan de
igual forma. Eso es construir y ese es el cuidado que nos debemos.
La censura es siempre condenable porque alguien se erige en conciencia por encima de los otros y de eso los argentinos sabemos mucho. Adhiero
a las discusiones constructivas que ayudan a las empresas a mejorar
sus productos, a la apertura de miradas, no a las prohibiciones.
Dejo el espacio abierto para que opinen Uds. personas inteligentes y libres.
De
poetas y poemas:
Botón
O
pasó una garza
o
voló una flor;
Voló
en leve blanco
leve
resplandor.
Se
cayó del aire
su
pequeño albor,
Pétalo
de nube,
lunita
en botón.
Tal
vez fuera garza,
o
fuera una flor.
o
un blanco silencio
de
tu corazón.
María Cristina Ramos, Pétalo
de nube, 2012. Cántaro infantil. Puerto de palos.
Lecturas para compartir:
Quién soy, Relatos sobre identidad,
nietos y reencuentros.2013. Bombara-Singer,
Rivera-Wernicke, Andruetto-Istvansch, Méndez-Bernasconi. Calibroscopio.
Es
un excelente libro testimonial que como dice la introducción está armado con
cuatro relatos/ cuentos resultado del trabajo de ocho de los más importantes
escritores e ilustradores argentinos que han podido recrear las historias de
estos jóvenes a quienes no solamente les quitaron a sus padres sino la
identidad, falsificaron sus nombres y le inventaron una familia que no era
propia.
El
libro tiene una excelencia técnica digna de destacar, cada testimonio ha sido
elaborado en dos partes: la puramente ficcional que tiene como centro un
momento de la historia de este nieto/a recuperado/a y la segunda: cómo se
escribió este cuento.
Es
muy interesante el trabajo de los ilustradores (maravillosos los cuatro) que
han mostrado su comunión creativa con el autor al que acompañan y la doble
lectura (texto-imagen, cuento-testimonio, crónica personal – actualidad social)
a la que apela este aporte a la memoria colectiva.
Rompecabezas,
2013. María Fernanda Maquieira. Alfaguara juvenil.
Mora
es una pre-adolescente que vive con su abuela en un barrio suburbano junto a un
grupo de amigas y algunos chicos en quienes confía y deposita amistad y amor.
Si se lee de manera lineal parece un relato que muestra el pasaje de la niñez a
la adolescencia. Pero no es solo eso, es una historia que expone qué ocurría en
el país durante la guerra de las Malvinas, qué ha pasado con los padres de Mora
y cómo se vive ser niña, sola, en tránsito a la adolescencia. Tiene aspectos
muy logrados: la libreta morada que obra como diario o agenda de Mora,
inteligente, rápida y con humor. Y por otro lado la voz de la narradora que
adopta distintas frecuencias: profundas, sentidas y reveladoras. La novela escrita
en primera persona es una constante apelación a escuchar voces y no perderse.
Celebro esta apuesta.
Es un libro de cinco cuentos con relatos poéticas y atrapantes: La luna de
Juancho es una luna sonámbula que acompaña a Juancho que se siente solo hasta
que conoce a Luna, una nena que vive muy
lejos. El segundo cuento también aborda el tema de la soledad y la esperanza
hecha carne en Malva que espera a sus padres. Hay intertextos con personajes de
cuentos tradicionales como Cenicienta o Hansel y Gretel, en sitios inesperados así como la apelación a la
lámpara de Aladino. En los títulos de los cuentos ya se advierte el tono entre
melancólico y poético que impregna todo el libro.Todas las historias encierran amor, esperanza
y solidaridad.
Para lectores adultos:
Masculinidades
en guerra, Malvinas en la literatura
y el cine. 2013. Paola Ehrmantraut. Comunicarte.
Es un serio y profundo ensayo en el que la guerra es descripta
como un conflicto en cuyo proceso se
construye la identidad de lo masculino además de la lucha por la dominación de
nuestro territorio. A través de textos y películas la autora explora la
perspectiva de género en el soldado, el veterano, el ciudadano y el patriota, y
por cierto con un encuadre teórico sólido- aunque breve- sobre el hombre. Una
novedad muy recomendable donde la historia se puede leer también a través del
género. Y no quiero dejar de mencionar la buena selección de textos y otras
expresiones de arte que aborda para concretar este aporte.
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