jueves, 7 de octubre de 2010

Encuentro 27

      La ciudad está tomando color y abandonando el ocre de los otoños e inviernos. Esta referencia no es casual, quizás el tiempo acompañe algunos matices de nuestros pasos por el año que se va cerrando con distintos expectativas para cada uno de nosotros. Siento que es como la lectura de los libros que cobra matices o no, el encuentro con autores que tienen una mirada inquieta sobre la realidad, la sociedad y la palabra o bien todos los lectores que tomamos partido por un modo de escritura en lugar de otro y de eso se trata ser libres para elegir qué libros escoger: decidir qué leer sin temores y sin presiones comerciales y menos canónicas.
Ser lector es adueñarse de los libros sin pedir permiso, sin necesitar recomendaciones y sin culpa por lo que queremos leer si esto no pertenece al circuito de la venta masiva ni el de la selección especializada.
Si los chicos pudieran ejercer su libertad con saberes, nuestra misión como educadores sería por demás eficiente, ni qué hablar como madres, padres, especialistas y otras funciones que sabemos cumplir los adultos en medio de la vida infantil y juvenil.
Pero lo más arduo es sacar la mirada de los “ocres” es decir de lo ya aprendido, de lo que venimos cargando como deber ser hace años y que confrontamos con otros, también muy “sabedores” que sostienen que leer buena literatura es leer de una manera determinada.
Quizás después de un largo recorrido por una nutrida biblioteca personal, mucha librería y biblioteca a destajo… me respondo que lo que me gusta mucho debe ser lo mejor porque me produce felicidad, me ofrece un sitio en el cual resguardar mi asombro y mi capacidad de sentirme otra. Esos libros son buenos porque me hacen feliz, me ofrecen una riqueza simbólica que me ha cambiado a través del tiempo y yo reconozco en ellos otras voces con su tono real. ¡Una maravilla!! Me apropio de una cita de Raymond Carver, escritor americano, sobre la escritura en la que me permito hacer una transferencia del sentimiento aludido:
Puedo decir que escribí el relato como si escribiera un poema: una línea; y otra debajo; y otra más. Maravillosamente pronto vi la historia y supe que era mía, la única por la que había esperado ponerme a escribir. Me gusta hacerlo así cuando siento que una nueva historia me amenaza. Y siento que de esa propia amenaza puede surgir el texto. En ella se contiene la tensión, el sentimiento de que algo va a ocurrir, la certeza de que las cosas están como dormidas y prestas a despertar…”.

Esta es mi voz: hoy la tomé prestada de quien ha ganado el premio Iberoamericano SM de literatura infantil 2010, que se entregará en la próxima Feria de Guadalajara: Laura Devetach a quien he citado varias veces en este blog.
Del otro lado del mar.1999, Alfaguara. Un cuento y dos asombros niños. Intenso, poético y bello como Laura.
Hay que aprovechar el sol del atardecer, porque en las laderas de aquellas montañas los chaparrones van y vienen en cualquier momento.
La nena se tira panza abajo y mira su cara en el charco.
-¿Cómo será la mar?- le pregunta a la cara del charco.
Hace navegar una hoja porque oyó decir que en los mares hay barcos y bate el agua con los dedos pensando en todo lo que no sabe de los mares”

Libros para compartir: Otros autores que recibieron menciones en el mismo premio son la autora Marina Colasanti, y Agustín Fernández Paz. Los libros que se mencionan fueron seleccionados por mí arbitrariamente, los autores fueron premiados por su trayectoria.

Lejos como mi querer, 1996. Marina Colasanti. Editorial Norma.
Son veinticuatro cuentos que recrean, el mundo de los cuentos maravillosos. Los personajes, sucesos y espacios nos aproximan a los antiguos relatos junto con un lenguaje lleno de metáforas y adjetivos que busca el tono de tiempos y lugares lejanos. Un hombre construye un castillo en su sueño; un dios transformado en mujer narra historias a los pobladores de una ciudad; otras prenden fuego al palacio real, hartas de que sus hombres mueran en las guerras y muchos relatos revelan un mundo literario riquísimo.

La escuela de los piratas. 2005. Agustín Fernández Paz, Edebé.
La escuela de Marta, después de varias semanas de incesante lluvia, se desliza colina abajo hacia el mar. Ana, su profesora, les lee cuentos en clase y valorizar esos momentos de lectura, para hacerlo convierte la clase en un barco pirata y disfruta de la aventura junto a los niños. Una novela en la que la fantasía y las aventuras lo hacen casi todo pero se percibe un dejo de enseñanza sobre la importancia de leer.

La mujer de los viernes.2010, Eduardo Dayan, Comunicarte. 2do premio Novela, Concurso Los Jóvenes del Mercosur.
Dos escuelas, dos realidades sociales opuestas, una profesora con las mejores intenciones y los adolescentes que se entrecruzan en un blog. La propuesta es muy atractiva dentro de una novela breve pero con mucha tela para cortar. Quizás el lenguaje adulto asoma en los jóvenes restándole credibilidad a algunos diálogos. El autor es pródigo en este tipo de obras donde el amor y la solidaridad se emparentan siempre.

Los mejores días, Heinz Janisch/ Helga Bansch. 2009, editorial Edelvives.
Libro álbum en el que de forma maravillosa se une la sensación de buscar otro sitio mejor que la propia casa como refugio y sostén en días difíciles en los que el mundo parecería que se pone en contra nuestro: días inundados, sombríos, en los que otros se sienten artistas y amados  menos la niña y el conejo que ilustran la tapa. ¿Hay  otro lugar mejor?Para chicos y grandes sin edad, muy recomendado. 

Para las lectoras una escritura sobre el género no está de más, menos si se asoma en los comercios de toda la ciudad de Buenos Aires el día de la madre: 
El país de las mujeres. 2010, Gioconda Belli, Premio hispanoamericano de Novela - la otra Orilla.
La historia de un atentado contra la presidenta de Faguas desata una serie de relatos paralelos que van tejiendo la trama sobre quién y por qué sucedió lo que se presenta como conflicto inicial. Desde el nombre del partido PIE ( partido de izquierda erótico) hasta el tan nombrado libro El cuarto propio de Virginia Woolf van significando cuál es el país de las mujeres. Viviana Sansón, la presidenta, utópica y valiente despierta de un largo coma en un cuarto lleno de objetos con  historias a descubrir a través de la lectura. Una novela divertida e interesante a la vez.
  
Notas: se cierra a fin de mes la  posibilidad de presentarse a los premios Sigmar. Recordamos que la convocatoria es sobre el género novela. Buscar en la página institucional: www.sigmar.com.ar, los requisitos de este concurso.

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