Estamos en la semana del 11 de septiembre, día del Maestro, tan cercana a mis afectos y a mi vida porque si bien soy editora de libros y autora he privilegiado la docencia como una manera de comprometerme con los otros y con la vida. He sido feliz sin embargo sufrí las frustraciones que me fueron dejando los últimos años en la formación de docentes. No es tarea fácil la docencia, ni siempre grata. La realidad se impone, hay que poder y saber lidiar con ella y no entregarse.
Decidí dedicar esta salida a todos los docentes de distintos niveles de la educación, a esos maravillosos aliados que son los bibliotecarios, a los autores de literatura infantil y a los ilustradores, a los formadores en formación, a los maestros que iluminan el camino.
Creo que junto a un buen maestro hay un buen libro… muchos libros… cercanos o lejanos del imperio del mercadeo (mejor lejanos), hoy voy a dedicarme a hablar de lectura/s solamente.
Como prólogo la voz de un maestro:
“Al ir escribiendo este texto, iba yo tomando distancia de los distintos momentos en que el acto de leer se fue dando en mi experiencia existencial. Primero, la lectura del mundo, del pequeño mundo en que me movía, después la lectura de la palabra, que no siempre, a lo largo de mi escolarización fue la lectura de la “palabra mundo”.
Pero, es importante decirlo, la “lectura” de mi mundo, que siempre fue fundamental para mí, no hizo de mí sino un niño anticipado en hombre, un racionalista de pantalón corto. (…) el desciframiento de la palabra fluía naturalmente de la lectura del mundo particular.
Fui alfabetizado en el suelo de la quinta de mi casa, a la sombra de los mangos, con palabras de mi mundo y no del mundo mayor de mis padres. El suelo, mi pizarrón y las ramitas fueron mi gis.
Es por eso por lo que, al llegar a la escuelita particular de Eunice Vasconcelos (…) ya estaba alfabetizado. Eunice continuó y profundizó el trabajo de mis padres. Con ella, la lectura de la palabra, de la frase, de la oración, jamás significó una ruptura con la “lectura” del mundo. Con ella, la lectura de la palabra fue la “lectura” de la palabra mundo. Paulo Freire, 1984. México, editorial Siglo XXI
Esta es mi voz:
Creo que era celeste el mar,
celeste como tus ojos,
como las flores
pequeñas , diminutas
Decidí dedicar esta salida a todos los docentes de distintos niveles de la educación, a esos maravillosos aliados que son los bibliotecarios, a los autores de literatura infantil y a los ilustradores, a los formadores en formación, a los maestros que iluminan el camino.
Creo que junto a un buen maestro hay un buen libro… muchos libros… cercanos o lejanos del imperio del mercadeo (mejor lejanos), hoy voy a dedicarme a hablar de lectura/s solamente.
Como prólogo la voz de un maestro:
“Al ir escribiendo este texto, iba yo tomando distancia de los distintos momentos en que el acto de leer se fue dando en mi experiencia existencial. Primero, la lectura del mundo, del pequeño mundo en que me movía, después la lectura de la palabra, que no siempre, a lo largo de mi escolarización fue la lectura de la “palabra mundo”.
Pero, es importante decirlo, la “lectura” de mi mundo, que siempre fue fundamental para mí, no hizo de mí sino un niño anticipado en hombre, un racionalista de pantalón corto. (…) el desciframiento de la palabra fluía naturalmente de la lectura del mundo particular.
Fui alfabetizado en el suelo de la quinta de mi casa, a la sombra de los mangos, con palabras de mi mundo y no del mundo mayor de mis padres. El suelo, mi pizarrón y las ramitas fueron mi gis.
Es por eso por lo que, al llegar a la escuelita particular de Eunice Vasconcelos (…) ya estaba alfabetizado. Eunice continuó y profundizó el trabajo de mis padres. Con ella, la lectura de la palabra, de la frase, de la oración, jamás significó una ruptura con la “lectura” del mundo. Con ella, la lectura de la palabra fue la “lectura” de la palabra mundo. Paulo Freire, 1984. México, editorial Siglo XXI
Esta es mi voz:
Creo que era celeste el mar,
celeste como tus ojos,
como las flores
pequeñas , diminutas
de tu pollera al viento.
Creo que era celeste el mar,
y amaneció verde agua,
verde hoja fresca,
verde limón sutil
Verde verano.
Tiene la música
de tambores suaves
que dejan las tormentas pasajeras.
¿Te dije que encerraba misterios?
como esa lágrima
que amanece
en la comisura
de tu boca.
Creo que era celeste el mar,
y amaneció verde agua,
verde hoja fresca,
verde limón sutil
Verde verano.
Tiene la música
de tambores suaves
que dejan las tormentas pasajeras.
¿Te dije que encerraba misterios?
como esa lágrima
que amanece
en la comisura
de tu boca.
Libros para compartir:
La enamorada del muro.2009 de Sandra Comino, editado por Alfaguara en esta ocasión. Un libro que surge de un equívoco en el contexto de una situación familiar, madre-hijo y una rata que derrapa en…. Aquí está el misterio de la historia. Celebro la nueva edición ilustrada por Gabriela Burin.
La Reina Mab, el hada de las pesadillas.2007, adaptación para libro-álbum del poema del acto I de Romeo y Julieta de William Shakespeare de Ruth Kaufman con ilustración de Cristian Turdera que hace brillar este trabajo con una estética pocas veces vista en el mundo del libro infantil además de la excelente adaptación que, por cierto, era muy difícil de lograr creando esta unidad textual.
Dos maestras de la escritura:
Canciones para mirar de María Elena Walsh.2008, que integra junto a Doña Disparate y Bambuco, las dos obras de teatro de la colección AlfaWalsh de Alfaguara. Esta obra de teatro de 1962, consta de dos actos y diecisiete escenas y reúne las conocidas canciones de la autora. Está ilustrado por Lancman Ink y tiene un anexo con su biografía, fotos, testimonios y comentarios sobre la obra y su importancia en la literatura infantil argentina. Además de recortes de diarios en los que se lee la repercusión que tuvo cuatro décadas atrás el estreno en el Teatro San Martín.
¿Mujercitas eran las de antes? de Graciela Cabal.1992, editado por Sudamericana. La autora trata con mucho humor e ironía a imagen de la mujer en los libros infantiles, los estereotipos en la educación de los chicos/as y las formas encubiertas de la censura y la discriminación vinculada con el género. Un libro que junta mujeres por doquier desde personajes clásicos como Caperucita hasta maestras como la Srta. Porota, niñas buenas y malas pero cuyo fin está en mostrar el sexismo como una forma de autoritarismo.
Para lectores activos:
Cuerpo Docente. Ironía cruel en cinco cuadro, epílogo y evaluación .2004, creación colectiva de “Primero las damas”, editorial Comunicarte. Es una aguda mirada sobre la realidad docente en tono de parodia pero que delata progresivamente “el malestar” docente que se disfraza con muchas máscaras pero se siente en el cuerpo, ese cuerpo tangible de carne y hueso que termina recuperando lo mejor de la infancia.
Para encontrarnos: gracielaperriconi@gmail.com
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