lunes, 26 de noviembre de 2012

Encuentro 53



Esta es la última salida del año 2012. Medité qué deseaba decir, muchas ideas o quizás pocas me movilizaron para todo lo que suscita la realidad pero creo que la que se impuso es la de avanzar. ¿Y qué significa eso? Pues avanzar con algunas certezas en la LIJ sin volver atrás: certeza de saber que ninguna escritura literaria tiene que ver con lo moral ni con los valores, que puede tener o no un final feliz, que de ella se espera que sea disfrutante, que no tiene por qué invocar a un lector pequeño, mediano o grandecito sino convocar lectores, que no debe definitivamente terminar con actividades didácticas: No, que no es lo mismo escribir para los adultos que para los chicos, que no se escribe para ser narrado sino para ser leído, que narrar es maravilloso pero no necesario, que los libros álbum son libros creativos visuales distintos a los cuentos, otro tipo de producción... y me detengo. Escribo esto porque leo una y otra vez en distintos espacios y tiempos, en sitios también antagónicos, ponencias y disertaciones en las que se siguen repitiendo las mismas preguntas desde que me inicié a bucear en las aguas de la LIJ. Eso fue en el siglo pasado, alrededor de los 80 y ya había obras, autores y defensores de las ideas que he enumerado.
Y me asombra que estemos siempre transitando el mismo recorrido, por qué no escribir sobre las motivaciones que tienen los chicos con estímulos tan diversos en medio de las nuevas realidades familiares que, para ser justa, ya están presentes en algunos cuentos y novelas. Parafraseando a Shakespeare, ningún tema es novedoso, la novedad está en cómo se amasan los conflictos de la vida en historias atractivas.
Quizás haya que reparar hoy más en la escritura que en los contenidos, observo en muchas obras que he leído, una simplificación del lenguaje no referida a la economía lingüística. Es valioso, reparar en la escritura, profundizar su dimensión estética e hincar el diente en esa materialidad.
De igual forma desearía subrayar la importancia que está cobrando el tema del género o para ser más precisa el de las relaciones vinculares primarias en muchas obras de autoras /es argentinos como Andruetto, Averbach, Lardone, Sosa de Newton, Comino, Valentino, Suez, Bombara y otros a quienes la brevedad de este espacio no me deja incluir.
Cierro esta ventana virtual que abro cada mes, por la que deseo que sigan llegando corrientes renovadoras,  textos más extensos, con mayor complejidad narrativa para el lector, menos anecdóticos, estoy ávida de cuentos que no sean mínimos en envases maravillosos, cuentos con historias atrapantes como las que alimentaron mi pasión por la LIJ, o mejor dicho: buena literatura para todos / as, que la hay, ¡por suerte!
En esta cita sintetizo lo que pienso como lectora y mediadora, seguramente no soy original:
 (…) “los cuentos ponen en marcha la vida interior y eso reviste especial importancia cuando la vida interior está amedrentada, encajonada o acorralada. El cuento engrasa los montacargas y las poleas, estimula la adrenalina, nos muestra la manera de salir ya sea por arriba o por abajo y, en premio nos abre unas anchas y cómodas puertas (…) que nos conducen al país de los sueños, el amor  y la sabiduría… (….)  puedes leerlos y meditarlos a fin de que te guíen hacia la libertad adquirida por medios naturales, hacia el interés por ti misma, los animales, la tierra, los niños, las hermanas, los amantes y los hombres “Mujeres que corren con los lobos. Clarisa Pinkola Estés, 1998. Ediciones B.
  
Lecturas para compartir:
Lo que quiere una mujer, versión de Estrella Escriña Martí sobre un cuento de G. Chaucer, ilustrada por María Wernicke. 2010,Calibroscopio. Es un relato incluido en los Cuentos de Canterbury que originariamente se llamaba “El cuento de la comadre Bath”  narrado y modificado numerosas veces para bien de su vigencia. Como el nombre lo dice, indaga sobre lo que desea una mujer. El hombre que tiene que descubrirlo es un joven que ha abusado de una doncella y son las mujeres las que ponen ese interrogante a desvelar para salvar su vida del castigo mortal que merece por lo que ha hecho. Excelente versión y qué decir de la ilustración de Wernicke con pocos elementos, tan sugerente.

Maqueta. 2012, Iris Rivera, ilustraciones de Luciana Fernández. Calibroscopio.
Un cuento que apela a múltiples lecturas sobre una aldeana de corcho que vive en un reino de cartón y sobrelleva una inundación junto a otros vecinos. Es maravilloso el juego lingüístico que invita al lector a interrogarse sobre el sentido de cada situación, un rey lejano que intenta recomponer la aldea, todo de mentirita… o no. Muy buena trama, solidaria, como la vida que teje.
Una valoración aparte tiene la maqueta de Luciana Fernández que en sí misma es una obra maravillosa: texturas, movimiento y fuerza expresiva.

Bichonario, Enciclopedia ilustrada de bichos. 2012, Eduardo Abel Gimenez / Douglas Wright. Cántaro infantil. Puerto de Palos.
Como dice el título y la hoja de presentación es una enciclopedia de definiciones absurdas, divertidas y ocurrentes de animales inventados o existentes y de todo lo que se vincule con ellos. Tiene la forma de un diccionario pero da placer leerlo, se acompaña en algunos casos de ilustraciones mínimas. Son textos informativos de ritmo ágil y con humor.  

Para todos los lectores/as:
Cacería, 2012. María Teresa Andruetto. Mondadori. Es un libro de cuentos escritos por Andruetto a lo largo de veinte años. Salvo dos de ellos, esas vidas imaginadas giran alrededor del género mujer. La autora dice “cada cuento es, de algún modo, una biografía y contiene en parte mi biografía.”  Y cada uno está dedicado a una amiga. Son cuentos intensos de protagonistas abrumadas por culpas, torturas y perversiones. Me impresionó sobremanera el primero: Todo movimiento es cacería que recomiendo especialmente. Me rectifico, recomiendo el libro entero sin fisuras.

Nota al pie: gracias a todas las empresas que me enviaron sus novedades, a los estímulos recibidos para seguir. No es fácil sostener una publicación mensual en la que asumo el compromiso de leer cada obra antes de recomendarla.