Esta es la última salida del año 2012. Medité
qué deseaba decir, muchas ideas o quizás pocas me movilizaron para todo lo que
suscita la realidad pero creo que la que se impuso es la de avanzar. ¿Y qué significa
eso? Pues avanzar con algunas certezas en la LIJ sin volver atrás: certeza de
saber que ninguna escritura literaria tiene que ver con lo moral ni con los
valores, que puede tener o no un final feliz, que de ella se espera que sea
disfrutante, que no tiene por qué invocar a un lector pequeño, mediano o
grandecito sino convocar lectores, que no debe definitivamente terminar con
actividades didácticas: No, que no es lo mismo escribir para los adultos que
para los chicos, que no se escribe para ser narrado sino para ser leído, que
narrar es maravilloso pero no necesario, que los libros álbum son libros
creativos visuales distintos a los cuentos, otro tipo de producción... y me
detengo. Escribo esto porque leo una y otra vez en distintos espacios y tiempos,
en sitios también antagónicos, ponencias y disertaciones en las que se siguen
repitiendo las mismas preguntas desde que me inicié a bucear en las aguas de la
LIJ. Eso fue en el siglo pasado, alrededor de los 80 y ya había obras, autores
y defensores de las ideas que he enumerado.
Y me asombra que estemos siempre
transitando el mismo recorrido, por qué no escribir sobre las motivaciones que
tienen los chicos con estímulos tan diversos en medio de las nuevas realidades
familiares que, para ser justa, ya están presentes en algunos cuentos y novelas.
Parafraseando a Shakespeare, ningún tema es novedoso, la novedad está en cómo se amasan los conflictos de la vida en historias atractivas.
Quizás haya que reparar hoy más en la
escritura que en los contenidos, observo en muchas obras que he leído, una simplificación del lenguaje no referida a la economía lingüística. Es valioso, reparar
en la escritura, profundizar su dimensión estética e hincar el diente en esa materialidad.
De igual forma desearía subrayar la
importancia que está cobrando el tema del género o para ser más precisa el de
las relaciones vinculares primarias en muchas obras de autoras /es argentinos
como Andruetto, Averbach, Lardone, Sosa de Newton, Comino, Valentino, Suez,
Bombara y otros a quienes la brevedad de este espacio no me deja incluir.
Cierro esta ventana
virtual que abro cada mes, por la que deseo que sigan llegando corrientes renovadoras, textos más
extensos, con mayor complejidad narrativa para el lector, menos anecdóticos,
estoy ávida de cuentos que no sean mínimos en envases maravillosos, cuentos con
historias atrapantes como las que alimentaron mi pasión por la LIJ, o mejor
dicho: buena literatura para todos / as, que la hay, ¡por suerte!
En esta cita sintetizo lo que pienso como lectora y mediadora, seguramente no soy original:
(…)
“los cuentos ponen en marcha la vida
interior y eso reviste especial importancia cuando la vida interior está
amedrentada, encajonada o acorralada. El cuento engrasa los montacargas y las
poleas, estimula la adrenalina, nos muestra la manera de salir ya sea por
arriba o por abajo y, en premio nos abre unas anchas y cómodas puertas (…) que
nos conducen al país de los sueños, el amor
y la sabiduría… (….) puedes
leerlos y meditarlos a fin de que te guíen hacia la libertad adquirida por
medios naturales, hacia el interés por ti misma, los animales, la tierra, los
niños, las hermanas, los amantes y los hombres “Mujeres que corren con los
lobos. Clarisa Pinkola Estés, 1998. Ediciones B.
Lecturas
para compartir:
Lo
que quiere una mujer,
versión de Estrella Escriña Martí sobre un cuento de G. Chaucer, ilustrada por
María Wernicke. 2010,Calibroscopio. Es un relato incluido en los Cuentos de
Canterbury que originariamente se llamaba “El cuento de la comadre Bath” narrado y modificado numerosas veces para bien de su vigencia. Como el
nombre lo dice, indaga sobre lo que desea una mujer. El hombre que tiene que
descubrirlo es un joven que ha abusado de una doncella y son las mujeres las
que ponen ese interrogante a desvelar para salvar su vida del castigo mortal
que merece por lo que ha hecho. Excelente versión y qué decir de la ilustración
de Wernicke con pocos elementos, tan sugerente.
Un cuento que apela a múltiples lecturas
sobre una aldeana de corcho que vive en un reino de cartón y sobrelleva una
inundación junto a otros vecinos. Es maravilloso el juego lingüístico que invita
al lector a interrogarse sobre el sentido de cada situación, un rey lejano que
intenta recomponer la aldea, todo de mentirita… o no. Muy buena trama, solidaria, como la vida que teje.
Una valoración aparte tiene la maqueta
de Luciana Fernández que en sí misma es una obra maravillosa: texturas,
movimiento y fuerza expresiva.
Bichonario, Enciclopedia
ilustrada de bichos. 2012, Eduardo Abel Gimenez / Douglas Wright. Cántaro
infantil. Puerto de Palos.
Como dice el título y la hoja de
presentación es una enciclopedia de definiciones absurdas, divertidas y
ocurrentes de animales inventados o existentes y de todo lo que se vincule con
ellos. Tiene la forma de un diccionario pero da placer leerlo, se acompaña en
algunos casos de ilustraciones mínimas. Son textos informativos de ritmo ágil y
con humor.
Para todos los lectores/as:
Cacería, 2012. María
Teresa Andruetto. Mondadori. Es un libro de cuentos escritos por Andruetto a lo largo de veinte años. Salvo dos de
ellos, esas vidas imaginadas giran alrededor del género mujer. La autora dice “cada cuento es, de algún modo, una biografía
y contiene en parte mi biografía.” Y
cada uno está dedicado a una amiga. Son cuentos intensos de protagonistas abrumadas
por culpas, torturas y perversiones. Me impresionó sobremanera el primero: Todo movimiento es cacería que
recomiendo especialmente. Me rectifico, recomiendo el libro entero sin fisuras.
Nota
al pie:
gracias a todas las empresas que me enviaron sus novedades, a los estímulos recibidos para seguir. No es fácil sostener una publicación mensual en la que
asumo el compromiso de leer cada obra antes de recomendarla.