lunes, 23 de mayo de 2016

Encuentro 86

No sé si cambiaré el formato del blog o lo cerraré, de allí vino este retraso en la salida del mes y del afán de modificar la mirada del lector hacia temas que no se delimiten solamente a reseñar de forma breve algunos libros porque elegir uno solo me parece muy arbitrario. En fin, indecisiones a resolver.
Así como en la salida anterior me he ocupado de la literatura para los más chicos, me pareció oportuno copiar una corta entrevista digital que hace poco más de 15 días, una periodista de La Nación me hizo sobre un tema ya conocido y recorrido que es la literatura para los jóvenes a propósito de una nueva denominación Young Adults, los lectores YA.
Aquí la copio para quienes no la leyeron y para algunos que no entendieron las respuestas ( hace muchos años se sabe que en los enunciados nada es inocente...): 
Creo que se abre la discusión  o mejor dicho la reflexión sobre este segmento donde ya se cuenta con un lector en tránsito. Ahora se ha instalado de forma académica un definición de infancia  como una construcción social alejándola de la tradicional, que es descriptiva y circunscrita a una franja etaria. Podríamos afirmar lo mismo de la adolescencia y juventud temprana, para poder limitar este tipo de producto editorial. La entrevista:.
A su criterio ¿de qué hablamos cuando hablamos de literatura YA?
Hablamos de Literatura para una franja que han denominado “jóvenes adultos”, una denominación más para referirse a la literatura juvenil, de adolescentes, que parece no integrar la denominada Literatura. En verdad y te contesto más de un interrogante, la literatura es un arte sin adjetivos- diría María Teresa Andruetto- es decir no hay una necesidad, salvo la comercial de encasillarla dentro de una franja etaria. Si bien la literatura para los más chicos tiene sus marcas distintivas, la literatura es una sola. Y no creo que esa franja de jóvenes necesite una literatura marcada por una transición entre la niñez y la adultez. El lector elige, para eso trabajamos los mediadores y crece con sus elecciones como lector junto a las ofertas. No necesita de un producto especialmente escrito.
-¿Es lo mismo decir literatura YA que literatura juvenil?
-¿Qué factores incidieron en la construcción y consolidación del segmento YA con las características que lo conocemos? Creo que hay dos factores que lo definen, uno es el comercial que quiere renovarse y dejar de llamarse juvenil (suena  antiguo) para anunciar en el mercado una novedad que no es tal y la otra es segmentar a una franja de jóvenes desde los 18 en adelante a un producto que se impone en general por los temas: Amor, sexo, suspenso, etc. Cito por ejemplo: novelas románticas, sagas épicas, vampirismo…
-¿La literatura YA surge para ocupar un espacio vacío dentro de la oferta literaria adolescente o juvenil o le debe buena parte de su razón de ser a lógicas más bien comerciales? Creo que surge por una lógica comercial. Reitero que no creo en la categoría juvenil, basta la literatura como propuesta creativa lectora.
-Hay quienes lo consideran un segmento "liviano", compuesto por obras en su mayoría intrascendentes, y entonces sostienen que deberíamos intervenir los adultos a fin de sugerirles a los jóvenes otro tipo de obras más profundas, mejor escritas, etc. En el polo opuesto, hay quienes celebran que los chicos lean y defienden el derecho a elegir lo que uno desee leer. ¿Cuál es su posición al respecto?
Celebro siempre las elecciones personales y trato de correrme de los juicios de valor. Creo mucho en el poder de convocatoria de los libros literarios si estos están “a mano” de quien quiere ejercer el derecho de elegir qué lee. La difusión, las sugerencias,  la intervención, todo cuando va acompañado de criterios y no de exigencia, es positivo. También estoy convencida del magnetismo que ejerce el marketing sobre los jóvenes por eso creo que estamos hablando de este tema.
Digo y dije, no voy a decirles cuántos años hace para que no se " desanimen, que no creo necesario explicitar que se trata de literatura para adolescentes y jóvenes. Sé que comercialmente existe y mucha, no creo necesario etiquetarla porque un lector independiente escoge lo que quiere y más si atraviesa la "adolescentud”. Conozco muchos lectores de Pablo de Santis y de Pablo Ramos, ambos para jóvenes,  y para mí también. Cuando el lector tiene recursos propios, puede elegir leer El buscador de finales, y El origen de la tristeza. Puede elegir leer a Martin y sus conocidas sagas o a Ursula Le Guin, una escritora para los YA, especialista en ciencia ficción.
Los cito porque muchos de ellos son trabajados en la enseñanza media y porque los jóvenes los eligen, los compran o bajan sus libros de la web.
Por eso, desde mi propia experiencia de formadora docente, puedo decir que pueden integrar catálogos de literatura,  dicho sin más nada.
Sé que mi afirmación mueve distintas opiniones y de eso se trata, de sumar sin descalificar.
Ahora bien, este tema me abre otro espacio más cercano a mi trabajo actual por el que fui consultada en una capacitación. ¿Libros como Frida Kalho, Juana Azurduy , entre  otros, que se comercializan en los quioscos de diarios y revistas: por qué ingresan en la categoría de " anti- princesas"? 
Yo diría que hay que sacarlos de toda categoría, Esos libros son abiertamente distorsionadores de las vidas más que interesantes de estas mujeres. Integran una colección, informativa de biografías.  
Son historias sencillas de niñas valientes, una se dedica una a pintar a causa de un accidente y la otra a defender la patria en las gestas históricas, todo relatado de manera superficial. Frida Kalho y Juana Azurduy han sido mujeres viscerales atravesadas por dramas y decisiones personales que las han marcado. De eso no se habla, de la enfermedad, del compromiso ideológico, de los avatares del amor, del abandono de los hijos, de eso no se habla, porque estas princesas son ligeras, más intrascendentes que las de Disney. 
Flaco favor le han hecho al discurso informativo, y en cierto modo al género mujer. Casi es una expresión del patriarcado dominante de una época, que parece dejar rémoras.
Cierro con Mijail Bajtin quien aporta fundamentación sobre la importancia de los enunciados en la escritura : En todo enunciado, en un examen más detenido realizado en las condiciones concreta de la comunicación discursiva, podemos descubrir toda una serie de discursos ajenos, semiocultos o implícitos y con diferente grado de otredad. (…) El enunciado de este modo, viene a ser un fenómeno muy complejo que manifiesta una multiplicidad de planos (...) hay que analizarlo no sólo en relación con el autor (hablante) sino como eslabón en la cadena de la comunicación discursiva y en su nexo con otros enunciados relacionados con él.”  (1985), “El problema de los géneros discursivos”, en: Estética de la creación verbal, México, Siglo Veintiuno.
Hay que buscar más allá de las definiciones de mercado, la contundencia de la escritura y su interrelación social. Nada es inocente, nada es casual.
Aquí los libros citados de los autores argentinos. 
Pablo de Santis, El buscador de finales,2009, Buenos  Aires, Alfaguara
Pablo Ramos , El origen de la tristeza, 2008, Buenos Aires, Alfaguara.





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