Esta
salida es para pensar sobre los criterios de calidad literaria, selección y miradas en la búsqueda de obras literarias y la consideración del otro en esa tarea. Quién es para nosotros ese lector para el que editamos. Qué idea de infancia y juventud tenemos, cuál es nuestra ideología como mediadores y editores.
Dijo
la autora Ema Wolf en el XVIII Foro de Promoción de la Lectura que se realizó en el Chaco organizado
por la Fundación de Mempo Giardinelli:
Me
pregunto si la literatura que les brindamos a nuestros chicos, sobre todo la
que pasa a través de la escuela, tan domesticada (en el doble sentido de
hogareña y amansada), que recurre con tanta frecuencia a protagonistas que son
idénticos a los lectores, consigue atrapar a aquellos a los que les gusta
meterse de polizontes en cualquier cosa que los lleve lejos. Porque para eso
-creía yo entonces- eran los libros: para llevarme lejos, desplazarme a lo
ignoto: al mundo de las hadas primero, y después a ese otro de escenarios
reales, con paralelos y meridianos, donde se desarrollaban vidas
extraordinarias, había sectas auténticas, injusticias que nos convertían en
justicieros, gestos de nobleza y de sacrificio, además de pescadores de perlas
y romances estrepitosos. (…)Nunca me imaginé interesada en la historia de una
nena que viviera en un barrio suburbano y se hubiera enamorado del nene de la
esquina porque para eso me tenía a mí. Mis heroínas eran, por lo menos,
vírgenes a punto de ser sacrificadas en un templo, y mis héroes, por lo menos,
el correo del zar. Ojo: no desdeño la identificación con lo inmediato, digo
solamente: hay quienes buscan otras cosas.
Y
dice el poeta uruguayo Germán Machado en su blog Garabatos y ringorrangos, entiendo que para completar
lo de Wolf más que para discrepar.
Las
sociedades tienen una historia. La infancia tiene una historia propia. La
literatura tiene historia. Y estas historias se tejen y se destejen en el presente,
entrecruzándose, además. Por eso, ni todo ni nada: los clásicos y los
contemporáneos, las identidades y las otredades, y que la dieta sea balanceada.
(…) No me animaría a recortar bibliodiversidad en los tiempos presentes, justo
cuando recién estamos logrando que las sociedades sean un poco más lectoras. Agrego para unir ambos:
Los
autoras clásicos como Twain, Oscar Wilde, Villafañe, Walsh, Devetach, entre muchísimos y
los más recientes Paula Bombara, Lydia Carreras de Sosa, Verónica
Sukaczer… y tantos otros también tiene obras buenos y premiadas para la LIJ, hablan
de lo próximo, abordan temas cotidianos, y lenguajes comunes, de los que impuso
Graciela Montes, la mujer que llevó al barrio el imaginario y lo llenó de literatura.
Quizás y sé que me reitero, lo que hay que
rescatar es a la literatura, para no confundirla con mala escritura, esa que es
rasante, que no deja ventana a la imaginación, esa la vulgar y pasajera, para
ser no usar eufemismos. La que está tan a la mano de todos, en las empresas y en las escuelas, esa confunde, de esa seguramente habla Wolf y ni siquiera ingresa en el discurso de Machado.
Un
poco de poesía o más de literatura
que es lo mismo en distintos formatos.
Germán
Machado, que escribe tan lindo , de su libro Hendiduras saqué este poema.
La ventana rodando se acerca al infinito
en la calle cubierta por olores arcaicos
llueve sobre los féretros
repica un campanario
el sol es una llaga en el cielo nublado
y en el mar un arco iris
el frío
lapidan a los niños
entierran a los sabios
siete colores tiene la puerta del calvario
los ángeles caídos
alas color estaño
las naves van surcando el marrón del estuario
nadie llega ni parte
el mal es milenario
las palabras no alcanzan para limpiar el aire
las palabras no alcanzan para curar el daño.
en la calle cubierta por olores arcaicos
llueve sobre los féretros
repica un campanario
el sol es una llaga en el cielo nublado
y en el mar un arco iris
el frío
lapidan a los niños
entierran a los sabios
siete colores tiene la puerta del calvario
los ángeles caídos
alas color estaño
las naves van surcando el marrón del estuario
nadie llega ni parte
el mal es milenario
las palabras no alcanzan para limpiar el aire
las palabras no alcanzan para curar el daño.
Libros
para compartir:
Este libro álbum que reúne dos talentos, el de la autora y el de la ilustradora que logra el objetivo que busca Suez desde el comienzo, un fusión
del niño con la naturaleza, con texto poético y un nivel de sincretismo
traducido en las ilustraciones. Puedo leerse también como poema e intentar
ponerle significado a shoam… shoam,
en el canto del pájaro y creer que esté dice: ven a mí. Eso es lo que yo interpreté, El texto es profundo,y revela un cambio interesante en la escritura de la autora que parece internarse en otros registros muy atractivos.
Olivia en Venecia, Ian Falconer,
2010, FCE
Otro
álbum de la serie de Olivia, la cerdita que me seduce con la ternura y
curiosidad de un niño que esta vez viaja con su familia a Venecia. Las
ilustraciones imperdibles entrecruzan fotos de la Plaza San Marcos entre otros
sitios de esa hermosa ciudad, con recreaciones de Falconer y la inserción de
palabras de uso corriente como: prego,
gelato ( un clásico italiano riquísimo ) y el perfume , una parodia de las
presentaciones de grandes marcas con su nombre: Yo by Olivia hacen entre muchos otros hallazgos de este libro un objeto a
descubrir por los chicos desde múltiples enfoques.
La Fosforerita,
Hans Christian Andersen, versión libre de José Sanabria , 2014. Comunicarte.
Esta
versión, respeta la original del autor con los componentes de abandono,
soledad, y muerte que tiene la historia de Andersen. Es una buena versión sin “
domesticaciones” La reseño porque es admirable el trabajo de Sanabria que pone
en cada página una pieza de arte que enfatiza el sentido del texto, lo envuelve
de marrones, recrea la época y la niña es única. Creo que es una obra de arte.
Por eso no dudé en reiterar la editorial.Un
libro para disfrutar y compartir.
Hola Andrés, soy María otra vez. María
Fernanda Heredia. 2014. Alfaguara.
Una niña de 11 años, muy tímida, está recluida ya que ha contraído una hepatitis, durante ese período de tiempo, escribe su
diario íntimo. Nadie se da cuenta del sufrimiento de la niña que carece de amigos. La soledad se le atribuye a su extrema timidez. Los
padres de María no dudaron en llamar al médico para curarle su hepatitis, pero
no advirtieron que la niña se siente intimidada ante los otros hasta que un chico,Andrés ocupa el espacio de la figura que la recupera del ostracismo con cariño. Se pone en evidencia maltrato escolar y exclusión. La escuela como responsable de permitir este acoso. María escribe de a poco en su diario lo que le sucede con Andres y con sus compañeros mientras supera la enfermedad y vence resistencias.Una novela que atrapa.
Un libro original:
El curador Istvansch llega al Museo del
Sinalefo Exultante con la muestra retrospectiva de Puatucha Rentes, ubicándose
entre las más geniales artistas del siglo XIX. Un catálogo desopilante,
autorreferencial que ironiza con agudeza el arte contemporáneo , las formas de
expresión que le son afines y las explicaciones técnicas de cada obra en la que el
autor Istvan Schritter pone de manifiesto el inmenso talento de ilustrador/ artista
plástico en un estilo personalísimo en el que une collage con lo lineal.
El libro es un gran divertimento (
sustantivo que no lo desmerece) del arte, un catálogo de la desmesura que no se
puede definir en género alguno. Una hibridez para disfrutar del sinsentido, la
crítica y el poder inmenso de la imagen en este artista.
Martina, una
niña trapecista va narrando las distintas habilidades de su familia, también
trapecistas además del padre tragafuegos, un hermano que se parte en trozos y
la vida de un circo itinerante que es relatada con naturalidad y frescura,
donde el abrigo de una mamá cariñosa le pone a las situaciones al carromato
itinerante fortaleza y seguridad. Una historia con ritmo, bien contada con muy
muy buenas ilustraciones de Fernando Reali.
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