Sigo con mi propuesta de leer en voz alta, de ser intermediario/a ocasional y sistemático/a de los libros literarios y por qué no: los de no ficción también.
Será por los milagros que he corroborado que la fuerza de la palabra me sigue atrayendo, no como alternativa de la imagen sino junto a ella para enriquecer, para convocar, para decir…
Ante la gran cantidad de cursos sobre narración, páginas destinadas a la lectura en y fuera de la clase con niños y adolescentes, es bueno decir que rescatar la oralidad, el deseo de hablar con otro, la escucha como factor desencadenante del habla, en definitiva la comunicación a través del habla de persona a persona sin mensajes de textos abreviados ni correos electrónicos. O mejor dicho a pesar de ellos: para poblar de palabras con sentido nuestra cotidianidad.
Me ha conmovido mucho un artículo de Ángela Pradelli que salió el sábado 10 de julio en Clarín sobre escuela y lenguaje, que además de estar muy bien escrito, es profundo y conciso se refiere a importancia de rescatar de los manuales la lengua estática y muerta y darle vida en la boca de los alumnos para que sepan, sientan, valoricen que la palabra es alimento y puerta, es ahora y es mañana. Me remito a citarla que es mejor que seguir parafraseándola: “Hay palabras incluso en el dolor más profundo. Nuestros estudiantes tendrán que encontrarlas para salir del ahogo cuando la vida por momentos los asfixie. Hay palabras aun en la fragilidad de los instantes, en el vértigo de los amores que nos licuan, hay palabras aun en la oscuridad más cerrada y en las pérdidas irreparables. Inmersos en las palabras somos, también, como quería Lacan, hablados por el lenguaje. Sí, aún en los sonidos más enmudecidos podemos oír el lenguaje. Es muy probable que el lenguaje sostenga el mundo, y a nosotros en tanto habitamos en él.”
Recomiendo de Ángela Pradelli: Amigas mías, Emecé, reimpresión 2010 que deseo tener en mis manos otra vez pronto. Los que leyeron a Ángela saben de su escritura y los que no la leyeron pueden disfrutarla en este y otros libros de temas intimistas.
Esta es mi voz:
Amanecía,
era una sospecha…
Abrió los ojos, despacito,
el sueño se escurría
como la dicha.
La noche de a retazos
sobre la almohada.
Ya no era una sospecha,
la luz, los ruidos de la casa,
las demandas.
Se bañó de calor…
La mañana invadió el espacio
inexorable.
Lecturas para compartir:
Tengo tantos libros buenos que seré egoísta y me reservo algunos para otra salida. Será que el deseo de la relectura se ha instalado en mí.
La durmiente. 2010. María Teresa Andruetto, Istvansch. Alfaguara. Es un maravilloso cuento que amerita varias lecturas, intertextos, y sostiene mi creencia que Andruetto es una de las pocas escritoras argentinas que unen la literatura con la filosofía. No sé si ella lo comparte pero yo tengo argumentos para cada una de sus publicaciones. En este caso la princesa cumple con casi todos los requisitos de los cuentos oficiales de la Bella Durmiente pero en un punto se produce una inflexión que modifica su destino. Y allí está lo mejor de esta durmiente que coescribe Istvan con tanta originalidad. Hay inclusiones de cuadros famosos o bien de pintores que también completan esta novedosa propuesta.
Había una vez un reino.2009, Gabriel Sáez. Edelvives. En otro tono, es una serie de ocho cuentos cortos o breves, algunos brevísimos que transcurren en diferentes reinos y tienen una frescura y una resolución ocurrente y muerden por momentos el absurdo. Las ilustraciones de Paula de la Cruz merecen una mención especial, bellas y sumamente expresivas: un hallazgo.
Gioconda, mi pesadilla. 2010. Lydia Carreras. Sigmar. Una familia se ve conmovida por la llegada a la casa de una prima de la protagonista, Gioconda, que tiene síndrome de Down. Una historia sin bajadas morales ni aleccionadoras, pone en juego la aceptación del otro con todos los matices personales y sociales que inexorablemente tiene la situación. Un cuento creíble hasta el final como todo lo de esta autora.
Dos libros álbum para disfrutar:
Los sueños del agua.2009, María del Carmen Colombo y Cristian Turdera. Pequeño editor. Es un poema sobre el agua de una factura literaria impecable, sin edad, con la coescritura en tonos paste de Turdera. Una lectura para volver a reincidir una y otra vez.
Una ballena de patas cortas.2010, Ethel Batista y Eva Mastrogiulio, editorial del Eclipse, sobre un cuento basado en una historia real de un niño de 2do. Grado. En medio del alboroto de la clase un niño tiene como mascota una ballena, nadie le cree, por supuesto y debe responder a todos por decirlo: el desenlace es potente y movilizador.
Para tomar nota:
Se abrió nuevamente el concurso del premio de Literatura de editorial Sigmar 2011. Pueden acceder al sitio web: www.sigmar.com.ar, para tener información sobre los plazos, bases del concurso y jurado.
No sé si lo he dicho en otras ocasiones: lo que abunda, no daña en estos casos, quiero mencionar sitios virtuales que nutren de información sobre literatura infantil y juvenil: Imaginaria. EdeLIJ, Siete Calderos mágicos y El Mangrullo.
Seguramente hay omisiones, pido disculpas, las escribí apelando solamente a mi memoria visual.
Gracias por acompañarme a los lectores y editores. Prometo nuevas entrevistas…
Muy bueno el libro de la Ballena de patas cortas. Para recomendar.
ResponderEliminarMuy bien llevado. Realmente un hallazgo!!!
Felicitaciones
MArtín